Sin duda alguna, una de las razones por las que el fútbol es un espectáculo, es el comportamiento de los hinchas en el estadio, sus cánticos ingeniosos, sus incesantes saltos en la tribuna, los mosaicos creativos que se despliegan en todo el recinto, el color, la vida, y sobretodo una motivación extra a los jugadores, tanto para los locales como visitantes, que sacan una nueva recarga dentro de sí para dar mucho más durante un partido. Pues, todo lo descrito anteriormente, será imposible de ver o vivir hasta el próximo año (en el peor de los casos), pues la medida principal para evitar el contagio del coronavirus es el distanciamiento social, es decir, tener al menos dos metros entre una persona y otra, con lo cual, resulta impensado tener a 10, 20 o 50 mil personas en un mismo lugar.

El que diga que el fútbol es lo mismo sin los hinchas, está totalmente equivocado, ¿Afecta el rendimiento de los jugadores? Pues para muchos de ellos, el hecho de jugar en un equipo grande, te acostumbra a jugar con una multitud alentándote los noventa minutos, entonces, el cambio drástico de jugar sin público resulta impactante en su motivación espiritual para afrontar un cotejo competitivo, sin embargo, existe otro grupo de futbolistas que no se siente afectado por el cambio, principalmente porque los clubes en los que juegan, no llevan grandes cantidades de gente a los estadios en condiciones normales, y es lógico, si ponemos un ejemplo en nuestra Liga 1, no es lo mismo jugar en Alianza Lima, Universitario o Sporting Cristal, equipos que tienen barras organizadas de gran afluencia de gente, que llevan entre 5 mil a 30 mil personas cada fecha, que jugar (sin ofender) en San Martín o Cantolao, equipos que no alcanzan ni el centenar de personas en sus partidos de local, la presión es totalmente distinta, tanto mediática como en lo profesional y psicológico.

Así como el fútbol mueve masas, también mueve colosales cantidades de dinero, en taquilla por el precio de las entradas, en publicidad estática del estadio, los sponsors de los 22 jugadores, los derechos de transmisión televisiva y los distintos tipos de mercancía ambulante que se venden durante los partidos, toda esa suma sirve para mantener con estabilidad económica a los clubes y solventar sus gastos en salarios de jugadores, comando técnico, personal administrativo y de mantenimiento, divisiones menores, luz, agua, y demás servicios de primera necesidad.

El detenimiento de las actividades ha generado una pérdida importante de dinero para los clubes, los cuales tuvieron que tomar medidas drásticas para no sufrir con demasía las consecuencias, la principal estrategia es la reducción salarial, totalmente legal dentro del marco de los derechos laborales de cualquier trabajador, si es que hay un acuerdo de ambas partes, sin embargo, existen casos en los que se aplicó la suspensión perfecta de labores a todo el personal del que el equipo es responsable, es decir, no pagarles ni un centavo de su salario correspondiente hasta que las actividades se reanuden, algo que, sin duda, ha generado malestar en todos los trabajadores de esos clubes, quienes están en todo su derecho de hacer valer el cumplimiento de su salario, sea recortado o no, pero claro, los equipos peruanos no estaban preparados para enfrentar este momento tan difícil. Ante estas complicaciones, se debería pronunciar el máximo ente del fútbol profesional peruano, la Federación Peruana de Fútbol es una entidad autónoma, no se rige por el estado, y si hay algo que les sobra, es dinero, que ellos mismos se hagan cargo del problema de los clubes más necesitados, y programen todo el protocolo para que el fútbol vuelva en las mismas condiciones para todos, felizmente, ya se están realizando diferentes reuniones virtuales para decidir en democracia las medidas que se tomarán para el regreso de nuestro fútbol.

Si nos referimos al juego en sí, los jugadores también han tenido que adoptar distintas costumbres para que el fútbol vuelva a la "normalidad", y lo pongo en comillas porque ahora el fútbol se ha "anormalizado", ya no se entrena igual, se intenta jugar igual y hasta se celebra de manera distinta.

La primera liga del mundo en volver fue la Bundesliga alemana, el pasado 16 de mayo, justamente con el derbi de Ruhr entre Borussia Dortmund y Schalke 04, y el primer gol con el que inició la posterior goleada por 4 a 0 del Dortmund sobre el Schalke, fue del delantero noruego de 19 años Erling Haaland, a los 29 minutos del primer tiempo, unos segundos después, se dio un hecho impactante para el mundo del fútbol, pues normalmente un gol se celebra con mucha euforia y con todos los compañeros compartiendo un gran abrazo, felicitándose por su buena labor para llegar al gol, pero en esta ocasión, más como un mensaje que por implementar un distanciamiento social (ya que el fútbol es un deporte de contacto, y en casi media hora de juego ya los jugadores mantuvieron contacto en sus fricciones para recuperar el balón), Haaland se ubicó al menos a tres metros de distancia sobre sus compañeros, para luego hacer un pequeño baile de celebración, los otros jugadores "respetaron" el distanciamiento social, ubicándose en fila y aplaudiendo al autor del tanto, un hecho que -al menos para mí- quedará grabado en mi memoria para siempre.

En el presente mes se van a reanudar las principales ligas de Europa, a excepción de la francesa, todos ya tienen fecha para su retorno (el resto se intercalan entre las que ya se dieron por terminadas y las que van a continuar):

Liga de España: 11 de junio

Liga italiana: 20 de junio

Liga inglesa: 17 de junio

Liga francesa: terminada - Campeón PSG

Liga portuguesa: 3 de junio

Los entrenamientos presenciales también tuvieron que volver de a pocos, y los que aún no lo hacen, entrenan bajo una rutina de ejercicios encomendada por el comando técnico a los jugadores de manera virtual, para que no bajen considerablemente en su rendimiento físico y técnico.

Pues nadie lo sabe, lo más lógico y seguro es que sea cuando haya alguna vacuna para el Covid - 19, que te garantice que serás inmune a cualquier tipo de contagio, solo así, se podría determinar el regreso al 100% de la gente en los estadios, de lo contrario, solo sería una ingenuidad completa.